14 agosto, 2014

L.A. TIMES" ANALIZA LA ACTUACIÓN DE G-DRAGON EN KCON 2014

cr.BigBangSpain/fb

El pop coreano tiene su propio término, sasaeng, para describir la extrema y escalofriante devoción de algunos fans – que podemos reconocer por sus caras marcadas por sus lágrimas.

Pero ahora que el K-pop ha llegado a América, donde actos superiores como G-Dragon y SNSD tratan con importantes sellos discográficos, es normal esperar que las actuaciones del género no sólo dependan de la fiebre de los sasaeng fans. El sábado, la programación incluía las actuaciones de grupos dulces y presentables como B1A4, Teen Top y Vixx siguiendo el mismo patrón.

Actos que se han ganado al público americano con sus emocionantes y brillantes videoclips aún no sabían muy bien cómo moverse en un gran escenario.

Algunos pueden decir que no es necesario – que la diversión comunal, pasos compartidps y una web de escándalos de las celebridades que conducen el K-pop es suficiente. Pero al ver KCON, uno no puede evitar sentir que al K-pop le falta mucho para satisfacer las expectativas americanas en cuanto a las actuaciones en vivo.

G-Dragon es la figura más significante del K-pop, en lo que a las ambiciones occidentales respecta. Después de crecer como parte de BIGBANG, G-Dragon ha empezado a trabajar en su carrera como solista, la cual abarca el hip-hop americano, k-pop y música electrónica. En el KCON del año pasado, cantó junto a la rapera Missy Elliott; desde entonces ha creado singles con los productores de electrónica Skrillex y Diplo.

Él es la esperanza del K-pop en la radio de Estados Unidos. Los singles electro-rap de G-Dragon como «One Of A Kind» y «Crayon» son minimalistas e intensos y sin duda alguna encajan con festivales como ‘Hard Summer’.

Su actuación de este año en KCON se ha centrado más en el pop, pero su estética visual fue perfecta. (Sus bailarines llevaban parches de la banda de punk GBH, y él parecía llevar una camiseta promocional de la película "Esperando un respiro".) G-Dragon puede ser la base, el personaje del K-pop que deje de ser bonito y empiece a ser desafiante.

Para la segunda ola del género en América, ese podría ser un excelente punto de partida.

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